Noah Nielsen nunca pensó, a sus tiernos diez años de edad, que la podredumbre de sus pies iba a conquistar otra cosa que no fueran los gritos de sus padres. Sin embargo, con temibles antecedentes de hediondez, se presentó al 30º Concurso Nacional Anual de Zapatillas con Olor a Podrido que organiza la firma Odor-Eaters de talcos y desodorantes pédicos.
El niño venció a los demás concursantes de todo el país utilizando un secreto personal: jamás usa medias. "Conseguí además empeorar el olor moviendo mis pulgares para adelante y para atrás para que me transpiraran más los pies", explicó Noah con un par de zapatillas doradas colgando del cuello. El impresentable calzado que entregó al concurso era un par de adidas de tres años reparadas con cinta adhesiva que el joven utilizó para jugar al básquet y al fútbol.
"Los pies humanos no deberían oler así", declaró el juez de la competencia, Bill Fraser.
La semana anterior al concurso Noah se negaba a bañarse y cuando los padres lo obligaron descubrieron que el niño dejaba los pies afuera de la bañera. |