Así lo advirtieron fuentes del gobierno inglés quienes demostraron su preocupación por la evidente situación actual de obesidad de los ingleses que convirtió a los tradicionales hornos crematorios en espacios angostos donde los cremadores deben lidiar con las anormales dimensiones de algunos difuntos.
El problema abarca incluso las dimensiones del ataúd que muchas veces resulta pequeño para acomodar a un difunto con problemas de obesidad, por lo cual las funerarias han debido aumentar las medidas de sus féretros.
Y es que cremar a un muerto con sobrepeso se ha convertido en un gran problema en el Reino Unido, donde muy a menudo los familiares de los difuntos deben recorrer largos caminos para encontrar un horno que se acomode a las medidas de su "gordo".
El problema no parece tener una solución a la vista, por lo cual la obesidad termina siendo un problema no sólo en vida, sino también en la muerte.
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