Además de los tradicionales coros de navidad entonados sorpresivamente en las puertas de sus vecinos, los neocelandeses podrán, a partir de ahora, interpretar canciones de protesta en las casas de los policías que los fastidien, sin afrontar consecuencias para su historia judicial.
Así lo determinó la máxima instancia judicial de Nueva Zelanda, según la cual Allistair Brooker, de 37 años, estaba ejerciendo su derecho a la libertad de expresión cuando, armado de su guitarra, dedicó 15 minutos de acordes musicales de protesta a la agente Fiona Croft, quien dormía profundamente en su casa luego de terminar su turno durante el cual registró la residencia de Brooker.
Condenado a pagar 200 dólares de multa por los desórdenes protagonizados, Brooker apeló la decisión que fue corroborada por la Suprema Corte, según la cual su comportamiento está amparado por la Carta de los Derechos.
Con esta decisión, no se descarta que los neocelandeses deban acudir a vidrios "poco democráticos" cuyos grosores impidan la entrada de la libertad de expresión a sus alcobas durante las horas nocturnas de sueño, aunque se desconoce si la medida será rechazada por condenar a la tolerancia a practicarse de puertas hacia afuera y en horario de oficina. |