Los habitantes de la aldea turística de Islamorada, ubicada en Florida, Estados Unidos, formaron un consejo de vecinos para acelerar la apertura de la planta tratadora de residuos cloacales.
El inconveniente reside en que no son suficientes los habitantes conectados al servicio cloacal como para mantener el servicio operativo y estabilizado. Por lo tanto, deben comprar heces humanas para ponerlo en funcionamiento.
Chris Sante, miembro del consejo de vecinos, afirma que el problema es que "no hay flujo" y asegura que en el peor de los casos deberán importar heces para que los operarios "enciendan" la planta.
Su par Patty Schmidt declara que la solución es "brindar facilidades para que los vecinos no conectados al servicio cloacal puedan regularizar su situación". Gary Word, administradora de Islamorada, mostró sus "reservas" acerca de que el proyecto sea manejado por el sector privado.
(Algo huele mal en este caso: si el problema es el poco flujo de efluentes, es raro que nadie haya propuesto desayunar un jugo de ciruelas, algunas moras y leche de magnesia.) |