El Hotel Cortisen rechazó la estadía a una pareja alemana que tenía dos chicos, cuando volvían de un jornada festiva en la aldea alpina de St Wolfang.
Roland Ballner, dueño del hotel, afirmó que recientemente redecoró el edificio, invirtiendo cerca de dos millones de euros (US$ 2,8 millones) y que tomó esta determinación porque los chicos pintarían las paredes, se subirían a los sofás con los zapatos sucios y correrían y molestarían a los huéspedes.
Y luego agregó "decidí poner un límite y estoy seguro que otros hoteles me seguirán: creo que mi medida atraerá clientes". Además, advirtió "no tengo problemas con los perros, los perros son siempre bienvenidos en mi hotel". Finalmente, declaró que sus "clientes tienen derecho a relajarse sin el ruido de los niños. Los padres creen que pueden venir a relajarse aquí y desentenderse del mal comportamiento de sus hijos. Por su parte, el gobernador de Austria septentrional afirmó que es "indignante" que se rechace a las familias con niños. |