La naturaleza nos brinda gracias a Barney el guacamayo el más claro ejemplo de lo que significan las malas compañías. Este malhablado loro protagonizó un escándalo cuando les dijo a un vicario y a dos oficiales de policía que se fueran a la m****a.
A pesar de haber sido puesto en manos de un experto en lenguaje el pajarraco no cesa en su hostil jerigonza. Ahora, para colmo, le está enseñando a decir barbaridades a sus congéneres del Wildlife Sanctuary de Nuneaton.
El propietario del centro explicó que "ahora se insultan unos con otros, con toda clase de palabrotas". El repertorio del animal incluye el nombre popular de varios distritos de la anatomía masculina y femenina, así como también los epítetos menos adecuados para referirse a ciertas profesiones o inclinaciones sexuales.
Como el pájaro tiene siete años y puede llegar a vivir setenta, los trabajadores del santuario calculan hasta dónde puede llegar esta ola escatológica en los próximos sesenta años.
El experto en pericos Rob Harvey explicó que "estos pájaros habitualmente hablan para llamar la atención de sus dueños. Lo que es inaudito es que se copien unos a otros". |
