El Juez Municipal John Nicholson encontró a Alan Law, culpable de conducta desordenada y lo sentenció a pagar cien dólares o escuchar cuatro horas de polka. El amarrete de Law prefirió el tormento a gastarse unas chirolas. El juez eligió a la leyenda de la polka de Cleveland por suponer que el muchacho no gustaría de sus melosos garrapatías.
El juez -al estilo de una abuela preparando caramelo un domingo a la tarde- explicó que "normalmente imparto la regla de oro: no le hagas a otros lo que no te gustaría que te hagan. Puede gustarte mucho tu música, pero el resto del mundo no tiene por qué soportarlo.
El estoico joven toleró las cuatro horas de Yankovic sin que se le escapara un solo grito. Y eso que el repertorio incluyó "El vals de la blusa azul", "Quién se robó la Kishka" y "La polka demasiado gorda". |