Dos campesinos indios se han casado con un par de batracios con la esperanza de que esta actitud los congracie con la diosa Indra, deidad que rige tormentas y chaparrones. En la emotiva ceremonia (presumiblemente incomprensible para los cónyuges más verdosos) los habitantes de la localidad de Raipur se dispusieron en dos grupos: uno por el lado de los novios, y otro por el lado de las novias.
Las ranas fueron honradas con todos los rituales de las bodas tradicionales y el sacerdote Nandi Gosh Panda, dijo durante la ceremonia que el mensaje seguramente llegaría a los dioses, los cuales se apiadarán de la situación de sequía de la zona y enviarán las lluvias. Según explicó una reportera local, "dado que las ranas viven en contacto permanente con el agua, tienen trato directo con los dioses y pueden apelar ante ellos para solicitar la lluvia".
Con un pensamiento más cercano a la idiosincrasia occidental, el periódico Los Tiempos de la India publicó que "el casamiento con ranas es el punto máximo de la creencia supersticiosa".
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