El cartero Sid Hibbitt reservó una parcela en el cementerio de Gamlingay, a unos veinte kilómetros de Cambridge. El problema es que visitando su propia tumba encontró un difunto disfrutando de la comodidad de las instalaciones. Por supuesto, se dirigió a las autoridades del cementerio pero éstas carecen de toda respuesta. La empleada del consejo parroquial, Lesley Mayne, sostuvo que "es un misterio. No he podido encontrar ningún registro de entierros que hayan tenido lugar ahí. Consulté con los enterradores, pero no saben nada al respecto".
"Debe haber una explicación inocente. Tiene que ser un simple error administrativo, no creo que se trate de nada siniestro", explicó Mayne dando pruebas de su inmensa fe. La policía, por su parte, sostuvo que planeaban remover lo que sea que estuviera enterrado allí, pero no lo harán dado que nada sugiere que medie algún comportamiento criminal.
Hibbitt, de 54 años, reservó la parcela en 1989 porque desea ser enterrado junto a la tumba de una mujer que lo cuidó cuando él era un niño. Si bien todavía quiere ser enterrado en ese lugar, aclaró que depende de los resultados de la investigación policial. "Si algo siniestro está ocurriendo yo no me meteré ahí", dijo. |