Hace tres décadas, Daisuke Inoue era el baterista de una ignota banda del Japón. Nunca se imaginó que su idea de sacarle las voces a las pistas de sonido originales para cantar arriba podía transformarse en un éxito universal. La palabra "karaoke" en japonés significa "música sin palabras".
En 1971 Daisuke inventó el karaoke para que los invitados de las fiestas donde su banda tocaba pudieran subir al escenario y cantarse unos temitas. Una primitiva máquina de sonido permitía que los aficionados interpretaran vergonzosamente sus melodías predilectas mientras la orquesta descansaba. El grupo, viendo el negocio, fundó su propia compañía y empezó a vender el aparato mágico a cien yens cada uno.... es decir ¡¡¡ochenta centavos de dólar!!!
Las grandes compañías obviamente vieron el negocio y se tiraron de cabeza a su producción masiva. En 1987, con la aparición del CD, la firma de Daisuke sucumbió sin remedio.
Sin haber recibido ni un peso por la propiedad intelectual de su invento, Daisuke intenta penetrar el mercado con otro producto (con mucho menos futuro que el anterior): una trampa para cucarachas que se instala dentro de la máquina de karaoke, ya que "en el 80% de los casos de rotura del artefacto, la culpa la tienen las cucarachas".
Mejor, cantate una que sepamos todos. |